En este artículo voy a hablar sobre cómo hablar frente a un público para hacer una presentación. Y más en concreto, sobre lenguaje no verbal.
En otro momento hablaré del mensaje y de cómo escoger las palabras y la estructura, pero hoy me voy a quedar con la postura, la mirada, los gestos y la voz. Son tan importantes como las palabras o incluso más. Para una presentación frente a un auditorio amplio, pero también para las conversaciones.
Si hay incoherencia entre el mensaje verbal, el tono de voz o el cuerpo, las palabras del mensaje son lo de menos.
Piensa en decir sí. No es lo mismo decirlo con interrogación, o decirlo con un tono plano, pero levantando una ceja sonriendo de medio lado, o dicho por el hombre de la foto. No lo entendemos como sí, lo entendemos como “puede ser” o “sí, claro”, o como una orden, por ejemplo.
Para hablar en público, ten en cuenta dos reglas básicas:
Lo primero a comprender es que existe un equilibrio entre lo que das y lo que recibes de tu audiencia. Por ejemplo, en atención. Si no se la das, no te la  darán. Piensa en ese profesor que tuviste y que sólo miraba la pizarra mientras hablaba bajo, ¿cuánta atención ponía en su audiencia? ¿ cuánto tiempo tardaste en dejar de prestarle atención?
La segunda es la confianza. Sea cual sea tu mensaje (con excepción de algún monólogo cómico y algún otro tema más) quieres que confíen en ti y, muy probablemente, quieres influir en tu audiencia para que sigan tu mensaje. Para ello necesitas mostrar coherencia en todos los niveles de tu comunicación. Adecuar el mensaje y tus emociones al contexto y a la audiencia
Tras esas dos reglas básicas, vienen las claves para el lenguaje para-verbal y el no verbal, es decir, una gran parte de las habilidades de comunicación.
Me he encontrado a veces con personas que, una vez que se llega a este punto de las habilidades , quieren dejar el tema, porque creen que o bien tienes estas habilidades, o bien despídete, no se te da bien, no las tendrás nunca. Esto no es cierto. Las habilidades se aprenden, tanto conociendo algo de teoría, como entrenando la práctica. Para casi nadie vienen de serie. Son como las matemáticas, puedes tener facilidades, pero nadie sabe hacer integrales antes de que le enseñen y de que practique.
Así que, si te es útil hablar bien en público, te recomiendo que practiques estos consejos básicos.

Lenguaje no verbal: la postura

La postura debe ser abierta y tranquila. Eso significa que tus pies están separados más o menos  el ancho de tus caderas y que tus brazos están sin cruzar.
A veces veo que, por nerviosismo, alguien va cerrando las piernas… hasta que las cruza.  Y su nerviosismo va en aumento, porque le está diciendo a su cuerpo que se cierre, que se proteja y que no tiene suficiente apoyo. Con lo que es un círculo vicioso.
La solución, cuando te das cuenta de que te está pasando esto: volver a abrir los pies, apoyarte bien en el suelo, poner la espalda recta y levantar ligeramente la barbilla.
Algo similar ocurre con los brazos. Con ellos cruzados, darás la sensación de desconfianza o de defensa. Vuélvelos a abrir y gesticula con las manos para enfatizar lo que dice tu voz.
Hay excepciones a esto,  a veces puede interesar escenificar ciertas emociones, como duda,  indignación o miedo. En ese caso, escogerás otra postura que te ayude a transmitir esa sensación concreta. Pero esto es una excepción, que se usa para un objetivo específico.

Lenguaje no verbal (2): los gestos de las manos

Las manos se mueven al ritmo de la voz para que inspiren confianza y coherencia. No se controlan demasiado (se las fuerza a estar fijas), ni se les permite agitarse o moverse demasiado rápido.
Tampoco se esconden , ni se apoyan en una mesa o atril. Y, en la medida de lo posible, no hay que usar un papel con notas, porque a pocos nervios que sientas, corres el riesgo de hacer temblar el papel y que se noten. Si necesitases algún texto de apoyo, usa una tarjeta, más pequeña y más rígida, que además te vaya a obligar a anotar sólo un par de palabras clave, sin frase, para no correr el riesgo de leer en vez de hablar con naturalidad.

Lenguaje no verbal (3): la mirada

La mirada siempre tiene que ir al auditorio. Pero tampoco moviendo constantemente la vista. Para dotar de convicción nuestras palabras, se mira a una persona lo que dura la frase. Luego, se puede cambiar la mirada.
Si hablamos a una audiencia pequeña, podremos pasear la mirada y haber visto a todas las personas. Quizás al principio o quizás en alguna pausa larga.
Pero si la audiencia es muy grande, al pasear la mirada se puede usar el truco del triángulo: escoger a  una persona en el extremo derecho, cercano al escenario, a una en el centro, alejada del escenario y a otra cercana en el izquierdo. Entre estas tres personas, se alterna la mirada, despacio al moverla, para que todo el público se sienta atendido y que el discurso les concierne.

Lenguaje para-verbal: la voz

Lo principal sobre la voz es que todo el mundo te oiga y te entienda. Para ello, hay que hablar más alto de lo que nos parece normal y vocalizando mejor. Piensa que es inevitable que haya algo de ruido entre tu voz y los oyentes, desde toses o papeles hasta sillas movidas. Y querrás que hasta los de las últimas filas te presten atención, tanto porque quieres llegar a todo el mundo, como porque no quieres que, quizás porque los del final no te oigan y se aburran, se pongan a hablar y se conviertan en una distracción para más gente.
Puede haber algunas excepciones a esto. Pero siempre hechas conscientemente, como efecto buscado y calculado, por ejemplo, habrá alguna vez que quieras que te presten mucha atención y poniendo esfuerzo, puede que lo consigas bajando poco a poco la voz, como si estuvieses contando un secreto.
Puede que otras quieras pronunciar deprisa o forzar un acento. Pero esto son recursos concretos, sólo si sirven a un propósito específico.

Lenguaje textual o visual: la presentación a proyectar

Con esta presentación, lo que se busca es apoyar el mensaje que estás presentando de manera textual, vocal y corporal. Es decir, se busca reforzar la emoción y la impresión que transmites a través de una imagen. E incluso puede que a través de algunas palabras leídas, para facilitar el recuerdo del contenido de tu presentación.
Voy a hablar de diapositivas, pero estas pautas sirven para cualquier otro apoyo visual (carteles, objetos, elementos de ropa…)
Es necesario que esta imagen o texto sea visible y comprensible para toda la audiencia. Esto supone usar un tamaño de texto mayor al habitual y, si no conozco la sala donde lo voy a proyectar, mucho mayor al habitual, para evitar riesgos.
Hay que evita textos con frases largas e imágenes con detalles pequeños.
Sobre cada imagen, hay pensar qué es lo que está añadiendo a mi mensaje. Si no añade nada, no la pongas, deja la imagen anterior, porque cada vez que cambies de imagen, la gente va a dejar de mirarte para intentar entender la imagen proyectada.

Cómo revisar tus habilidades: en un vídeo

Antes se decía que practicases tu presentación delante de un espejo. Por favor, no lo hagas.
Esto sólo era un buen consejo sólo cuando grabarse en vídeo era difícil. Hoy no lo es, todo el mundo tiene un móvil con cámara, es mejor usarlo.
Mirarse en un espejo es un mal consejo: estás intentando ser natural mientras te fijar en tus defectos… hacer esas dos cosas a la vez, es difícil. Es mucho mejor grabarte y después, revisar la presentación: qué dijiste y cómo.

Y sobre todo, recuerda

Debe haber un equilibrio entre lo que das y recibes para que te presten atención.
Debes mostrar coherencia para que te vean como una persona de confianza y puedas convencer e influir.
En este artículo, he hablado de mirada, postura, gestos, voz y las imágenes de las diapositivas u otros objetos que acompañan la presentación, ¿tienes alguna duda o quieres que hable de algún otro tema ? Dímelo en los comentarios
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